 
				     			    Parece que fue ayer cuando suspendieron la Fallas, tras unas escasas Mascletás en la Plaza del Ayuntamiento y un escandaloso partido de fútbol jugado a puerta cerrada. Cuando se lleva la pólvora en la sangre es difícil no recordarlo con detalle.
Después les sucedieron la Semana Santa y los Sanfermines… y el próximo viernes San Isidro.
Comienza la fase de desescalada entre el temor y la osadía, asumiendo que falta mucho tiempo para que se recupere la “normalidad” y nuestro entorno vuelva a ser como antes. Si es que los animales que han conquistado parte de su espacio nos dejan.
Yo entiendo la normalidad como nuestra adaptación al nuevo escenario con una dosis fundamentada de que hay una menor alarma sanitaria, que está relativamente estabilizada y que por tanto nos permite recuperar algunos hábitos, que no todos.
Esta es la opinión de la mayoría de las personas con las que converso y wasapeo. También es la opinión de la mayoría de los empresarios españoles:
 
															“Los empresarios son conscientes de que la actual emergencia sanitaria puede suponer la transformación a largo plazo de algunos aspectos de su actividad y funcionamiento. El 52% de los directivos encuestados considera que cambiará bastante la forma de trabajar; un 51%, la gestión de riesgos; y un 45% la estrategia comercial. En el otro extremo, el 58% cree que cambiará poco el modelo de negocio y el 52% su estrategia de cadena de suministros .”
“A la luz de la opinión de las propias empresas, se confirma que la “gestión de personas” es el Área que se ve más afectada en esta coyuntura:”
“La implantación del teletrabajo es la medida más adoptada: la ha implementado un 96% de los directivos encuestados, frente al 64% de principios de marzo. Asimismo, el 90% ha reducido los viajes de sus empleados, el 86% ha suspendido eventos y el 84% ha incrementado las medidas de higiene .”
 
															Fuente: KPMG-Segundo sondeo de la empresa española ante el COVID-19
En otros países europeos cercanos como Francia están ya diseñando nuevas estrategias empresariales y su correspondiente normativa legal para que acompañe esta transformación. Confiemos que en España no tardemos demasiado tiempo en activar esta acción y así conseguir acompañar de la forma jurídica y protección adecuada a las personas que estamos trabajando en y desde nuestros hogares.
No obstante… en ocasiones se me hace extraño observar cómo de fondo, contradictorio, también subyace la creencia de que todo va a ser normal, incluida nuestra vuelta al trabajo.
Hemos aprendido a trabajar en casa, conciliando, integrando, sin salir, con dificultades en las conexiones, con equipos propios…. Y lo hemos conseguido, hay más que sobradas razones para convencerse de que esto no ha hecho más que comenzar!
 
															Por delante tenemos otras etapas, las de transición, adaptación y consolidación, que como con el resto de las innovaciones (desde luego, en otros países no lo ha sido), va unida a un perfeccionamiento tecnológico, humano y del resto de los medios.
Toca entonces concienciarse del aprendizaje que tenemos por delante para aprender a Trabajar en Remoto, de forma estable y con una buena coordinación de los equipos. Aprovechar esta oportunidad para implantar una nueva metodología de trabajo.